Se determinó que el dermotest realizado en la mano derecha de Maximliano Rihl, el hombre asesinado por Piero Pinna, dio positivo. Esto da evidencia física de que existe una alta probabilidad de que haya efectuado un disparo y así podría configurarse un escenario de "tiroteo".
Maximiliano Rihl (42), el hombre asesinado en la fiesta de cumpleaños del empresario Mauricio Ríos, tenía restos de deflagración en una de sus manos lo que puede ser interpretado casi de forma inequívoca como que accionó un arma de fuego en la confrontación con Piero Pinna, el autor de los disparos que le ocasionaron la muerte.
Así surge del resultado del dermotest, un estudio realizado en La Plata el 6 de julio último y que si bien ya había trascendido ese resultado, recién en la mañana de este viernes fue incorporado a la causa que dirige la fiscal María Florencia Salas.
En dicho análisis, la División Microscopia Electrónica de Barrido, comunicó el hallazgo de plomo, bario y antimonio en la mano derecha de Rihl, partículas propias de la deflagración, las que expulsa un arma de fuego al momento de ser disparada.
Esta pericia llega para corroborar los dichos del imputado Piero Pinna (34) y de su novia Romina Ulloa (31) de que fueron inicialmente víctimas de una amenaza con armas de fuego. También que la secuencia de un intercambio de disparos entre Pinna y Rihl podría pasar a ser verificable, con lo cual la posibilidad jurídica de una conducta justificada por la legítima defensa puede ser expuesta por la fiscal María Florencia Salas. Eso siempre que considere que esa deflagración de un arma de fuego se produjo en la secuencia de la pelea.
Desde hace dos semanas, cuando Ulloa (hija de Rudy, chofer de Néstor Kirchner) declaró ante Salas se incorporó al expediente una versión desconocida hasta entonces de los hechos sucedidos en el cumpleaños del empresario Mauricio Ríos. En los primeros días lo que se había determinado por testigos relacionados con Rihl era que Piero Pinna disparó de manera irracional su pistola calibre 9 milímetros durante una pelea.
Sin embargo, primero Ulloa y luego el propio Pinna aseguraron que Rihl los había apuntado con un arma y que, además, había existido un enfrentamiento a tiros. Desde ese momento la fiscal tuvo que replantear la investigación, exigiendo nuevas medidas de prueba que derivaron en una inspección ocular al balneario Horizonte donde ocurrieron los hechos.
Tras conocerse las conclusiones del dermotest la probabilidad de que la versión de Pinna sea cierta aumentaron casi de manera decisiva. En paralelo también fue informado a la fiscal Salas que Balística de la Policía Científica descubrió que las 8 vainas servidas de calibre 9 milímetros que se recogieron en el estacionamiento del balneario pertenecían al mismo arma, en este caso, la de Pinna. Ese informe incluye el análisis de un proyectil, en verdad una parte de él, junto a las vainas. Aunque no se puede determinar de qué arma salió, por la ubicación en la que fue hallado no podría descartarse que lo hiciera de otra arma y no de la de Pinna.
En otro aspecto, las conclusiones forenses de la autopsia indican que Rihl recibió cuatro disparos de los ocho que efectuó Pinna. Uno de los proyectiles atravesó la muñeca derecha, otro quedó incrustado en la rodilla derecha, otro atravesó el tobillo izquierdo e incluso causó una fractura expuesta y el cuarto ingresó por la zona lumbar derecha y salió por el muslo derecho. Esta última bala fue la que produjo, por su recorrido, lesiones fatales en Rihl, al atravesar el intestino y el recto.